El sistema de defensas está con nosotros desde que venimos a este mundo, se encuentra en cada parte de nuestro cuerpo listo para protegernos. Por eso está muy relacionado con cada una de las cosas que hacemos, con lo que comemos, cuánto dormimos, lo que asimilamos, desechamos, pensamos, sentimos, actuamos, escuchamos, tocamos, etc…
Este tiempo nos invita a buscar hábitos que vayan a favor de la vida.
Ya que lo que comemos se relaciona con nuestra capacidad de defensas ante infecciones y a los estímulos externos, aquí te dejo unos tips que favorecen a equilibrarte, consumiendo una gran cantidad de minerales, antioxidantes y vitaminas.
Mantén felices a tus bacterias intestinales
Comiendo plátanos, cebollas y espárragos en cantidad suficiente. Mantequilla (no margarina) en poca cantidad, fibra proveniente de frutas, verduras y cereales integrales, granos enteros y legumbres. Alimentos naturales no procesados, no cereales de caja. El probiótico INULINA favorece poderosamente la salud de la flora intestinal.
¿La razón? Las bacterias intestinales (flora intestinal, microbiota intestinal o “bacterias buenas”) son nuestro segundo cerebro, y al estar saludables son capaces de disminuir las respuestas alérgicas, mejorar la capacidad de respuesta a infecciones y regulan la salud cerebral al producir el 90% de la hormona de la felicidad (serotonina).
Incrementa el consumo de “Grasas buenas” como fuente de Omega 3.
Los omega 3 tienen efectos antiinflamatorios muy potentes en todo el organismo. Los encuentras en semillas de chía y semillas de linaza. El aceite de germen de trigo es excelente pues te aporta Omega 3 además de gran cantidad de Vitamina E como antioxidante. (Solo mantenlo fresco y en la obscuridad para evitar que pierda sus propiedades). Te benefician los aceites vegetales sin calentar (de soja, girasol, maíz, germen de trigo) y las nueces. Evita cremas de cacahuate procesadas. Evita cocinar las semillas.
¡Alimentos crudos!
Incrementa las vitaminas naturales antioxidantes. Prefiere las frutas y vegetales verdes y crudos y bien limpias al menos 3 días a la semana. De preferencia acompañando cada comida del día. Son excelentes los pimientos verdes, rojos o amarillos recién cortados. Consume espinacas, zanahoria, ¡los germinados son grandiosos!, brócoli semicocido, papas, naranjas, fresas, mangos, limones, nueces y semillas frescas.
¿La razón? Al cocinar los vegetales inactivamos algunas vitaminas, los volvemos más indigestos y dificultamos su paso y absorción por nuestro organismo. Nuestra boca, estómago e intestinos tienen las sustancias necesarias para procesar los alimentos crudos y asegurarse de absorber de ellos todo lo que necesita.
¡Disfruta tomando el sol en casa!
Toma el sol sin provocar sudoración, al menos 8-15 minutos en horario de 8 a 10am o de 5 a 7pm. No exponer la cabeza sin protección más de 8 minutos seguidos en horas muy soleadas.
¿La razón? Tomar el sol mejora la producción de vitamina D, misma que protege el tracto respiratorio y la capacidad de defensa de las células pulmonares. Regula el sistema inmunológico y los síntomas alérgicos. Mejora la calidad de sueño y el sistema hormonal.
Alimentos para dormir.
Incluye en tu cena: almendras, plátanos, cerezas y avena. Estos alimentos contienen y promuevan la síntesis de serotonina y melatonina, mejorando la calidad del sueño y equilibrando el sistema de defensas.
Alimentos que contengan Zinc
Vegetales de hoja verde, nueces, semillas de calabaza, semillas de sésamo o ajonjolí, frijoles y lentejas.
¿La razón? El zinc favorece el funcionamiento armónico de nuestras primeras barreras de defensa, estimulan la función de nuestras células protectoras contra infecciones, previene el envejecimiento prematuro, regula la acidez en el cuerpo, la curación de heridas entre muchas otras cosas. ¡Es maravilloso!
Bájale a las carnes.
Su consumo incrementa la inflamación pulmonar y predisponen a un estado de acidez en sangre e inflamación en todo el cuerpo.
¡Pensamientos y actitudes positivas!
El mayor tiempo posible. Lo que pienses es como actuarás tú y tu sistema de defensas, nada en nuestro cuerpo funciona por separado. El estrés relacionado con la cuarentena también provoca trastornos del sueño que a su vez producen más estrés, pudiendo comer en cantidad y calidad innecesarias.
Cuida la comida en exceso y comer por aburrimiento.
El aburrimiento está asociado con mayor consumo de energía. Evita culparte por preferir los alimentos dulces, ¡es normal! Los azucarados son “alimentos reconfortantes” que fomentan la producción de la hormona de la felicidad (serotonina), teniendo efecto positivo en el estado de ánimo. ¡Ten en cuenta que esos alimentos los pide tu cerebro y no tu cuerpo! Disfruta cada bocado masticándolo hasta que sea papilla, las bebidas dulces mantenlas en tu boca por al menos 10 segundos. Si le das tiempo a tu cerebro de registrar el azúcar en tu boca, se saciará y tus antojos se satisfacen con menos cantidad.
No nacimos para enfermar. El estado de salud es la tendencia corporal normal, ayudemos recuperando el equilibrio perdido en nuestro organismo, para que sea un espacio libre de enfermedades.
Un placer compartir tiempo y espacio!
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